Soy amante de los países nórdicos. Me encanta su limpieza, su organización, sus paisajes, su sostenibilidad, sus plazas con edificios coloridos y a la vez su arquitectura ultra moderna. Siempre he admirado mucho su funcionalidad. Pero en mi propio rompecabezas de viajes por el norte de Europa, me faltaba una sola pieza, Copenhague y tengo que decir, que superó mis expectativas.
Llegamos en tren desde Hamburgo a la estación de København H, la cual me pareció súper linda, muy diferente a la mayoría de estaciones europeas. Construida en 1911 (es la tercera, ya que hubo una primera estación en 1847, luego otra en 1864), por el arquitecto Heinrich Wenck en estilo romántico nacionalista.
Si bien recomiendo hospedarse cerca de los lugares turísticos, nosotros nos quedamos en la zona de Nordhavn, que estaba un poco más alejada (aunque muy bien comunicada por transporte público), pero súper bonita, porque era una zona industrial, frente al mar, que fue convertida en un área urbana sustentable, muy moderna y de estilo totalmente escandinavo. Un barrio más de familias jóvenes, que turístico.
Por cierto el transporte público también está de primer mundo, las estaciones me recordaron a las de los trenes que hay en los aeropuertos para comunicar a las terminales, todas limpias, modernas, con pantallas indicando los tiempos de cada tren. Muy fácil de usar, con elevadores y escaleras eléctricas en todas las que estuvimos, ya que nosotros hicimos todos nuestros recorridos a pie y en transporte público. Así que súper recomendable y si puedes, siéntate enfrente porque verás todo el recorrido por la ventana (aunque es el sitio favorito de los niños).
¿Qué ver en Copenhague?
Ahora sí adentrándonos a las atracciones turísticas, voy a intentar resumir lo que considero imperdible (o lo que alcanzamos a visitar, porque todo me gustó).
Christiania en Christianshavn
Probablemente una de las zonas más peculiares de Copenhague sea sin duda “la ciudad libre de Christiania”. En 1971 familias jóvenes invadieron estos terrenos que pertenecieron a un cuartel militar abandonado. Aunque intentaron sacarlos, no pudieron, entonces los dejaron quedarse y autogestionarse, como experimento social.
Christiania es por decir así independiente. Un lugar detenido en el tiempo, donde no hay carros, es como si fuera una comunidad hippie. De hecho no puedes tomar fotos, excepto en los lugares que ellos te indican, como en una de sus galerías de arte donde venden obras preciosas. De día estaba lleno de turistas (aparte nos tocó un festival de música), pero es conocida también por la venta de droga, especialmente en Pusher Street, por lo que sus mismos residentes llevan años luchando contra los grupos criminales de ahí. No me pareció un lugar donde te sientas inseguro y vale totalmente la pena visitarlo.
Dinamarca a través de los palacios
Nosotros visitamos tres: el Palacio de Christiansborg, el Castillo de Rosenberg y el Palacio de Amalienborg, si puedes, si tienes tiempo, si tienes la energía de ver tres y coincide con los horarios de apertura durante tu viaje, te recomiendo visitarlos en ese orden, ya que te llevarán por la historia de la monarquía danesa y de Dinamarca desde el siglo XIV hasta la actualidad. En el primero puedes subir de manera gratuita a la torre, para vistas panorámicas, en lo personal creo que me pude haber ahorrado ese tiempo que hice en la fila, pero al menos ya no me cuentan.
Entre el Castillo Rosenberg y el Palacio Amalienborg, se encuentra la Iglesia de Mármol (Marmorkirken), de estilo rococó, que realmente no está hecha con mármol, aunque era el plan original. El rey Frederik V fue quien encargó la obra que empezó a construirse en 1749, sin embargo se quedó a medias, sin concluir durante décadas, hasta que a finales del siglo XIX el Ministerio de Finanzas cedió la iglesia y la plaza con la condición de que se finalizara la obra. Y así se hizo, solo que se reemplazó el material por piedra caliza. En 1894 fue finalmente inaugurada.
Muelle de Nyhavn
Seguramente al pensar en Copenhague lo primero que se te viene a la mente es la famosa imagen de casas antiguas coloridas frente al canal, con los barcos atracados. Te puedo asegurar que es igual o más bonita que en las fotos. No es muy larga, pero nosotros duramos bastante tomando fotos porque de cada rincón te aseguro que sacas una imagen de postal (uy qué frase tan vieja ¿no?, bueno digamos que una foto perfecta para el Instagram). Por cierto, en la número 20 vivió el escritor Hans Christian Andersen.
Por dónde caminar…
La ciudad está para caminarla lo más que puedas, por ejemplo desde el paseo frente al agua, Larsens Plads, desde donde puedes ver al otro lado del canal Hønsebroløbet, el edificio de la Opera House diseñado por el arquitecto Henning Larsen. Ofelia Plads, es otra terraza ubicada junto al Royal Danish Playhouse. Y obviamente no puedes dejar fuera de tu recorrido la plaza Rådhuspladsen, donde se encuentra el Københavns Rådhus o Ayuntamiento, de los edificios más altos de la ciudad.
También están las calles comerciales como Strøget, la más larga de Europa, que cruza con Købmagergade, una calle que me pareció aún más linda, con sus tiendas de lujo y donde se ubica la Rundetårn, una torre redonda del siglo XVII, que sirvió como observatorio astronómico, biblioteca universitaria e iglesia. Hoy en día puedes subir a la cima.
Museo Nacional de Dinamarca
A ver, el museo en sí es muy interesante, sobre todo para aprender la historia del país y su pasado vikingo que tanto me interesaba conocer. Pero me lo imaginaba más moderno e interactivo y me pareció un poco desorganizada la forma en que tienen diseñado el recorrido con la audio guía.
Tivoli Gardens ¿sí o no?
Si tienes suficiente tiempo sí lo recomiendo, en nuestro caso teníamos la tarjeta COPENHAGEN CARD de 72 horas, en la cual traíamos incluido el parque, así que entramos a conocerlo rapidísimo, porque es uno de los más antiguos del mundo ¡abierto desde 1843! Algunos de sus juegos siguen siendo súper antiguos. Walt Disney lo visitó en 1955 y se inspiró en él para su propio parque.
¿Y La Sirenita?
The Little Mermaid, fue un regalo del cervecero danés Carl Jacobsen a la ciudad de Copenhague y está inspirada en el cuento de Hans Christian Andersen. Es muy criticada por muchos, que llegan esperando ver algo más grande y se encuentran con una escultura pequeña. A mí sí me pareció muy linda y es un icono de la ciudad que tienes que ver.
Ya que estás por ahí no te pierdas el Kastellet, que fue la Ciudadela fundada por el rey Christian IV en 1626. La entrada es muy bonita, a través de un parque y si caminas por los senderos superiores, tendrás vistas de la ciudad y del interior de la fortaleza en sí.
Y si tienes suficiente tiempo para un “day trip” puedes pasarte a Malmö, pero eso te lo cuento en el siguiente post.
Hej hej…
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