Lo más divertido para un buen reencuentro de amigas es hacer un viaje juntas. Sobre todo si no las has visto en años porque son de distintas partes del país -bendito WhatsApp que nos ha logrado mantener unidas-, pero nada como el contacto físico. Así fue como empezamos a planear ese gran reencuentro que debía ser en un lugar bonito, práctico para desplazarse, donde nos fuera fácil convivir y donde hubiera una excelente comida (y bebida), ya que sabíamos que tendríamos largas sobremesas para ponernos al día. Así fue como todas votamos por ¡Oaxaca!
Oaxaca es un destino que está de moda, sobre todo para fiestas y viajes de amigos, ya que además de ser hermoso, es muy barato. Nosotras nos concentramos en la ciudad de Oaxaca y de ahí hicimos excursiones a lugares cercanos contratando transporte privado. ¿Qué visitamos?
Centro histórico
Nos hospedamos en el corazón del colorido centro histórico. Ahí hay hoteles muy bonitos de diferentes rangos de precios y también se concentran los restaurantes, bares y principales atracciones turísticas de la ciudad. Es la mejor opción si deseas hacer todo caminando.
Y en un destino tan famoso por su gastronomía como lo es Oaxaca, donde parte de la experiencia es precisamente probar sus especialidades culinarias, así como beber sus mezcales, era de esperarse que pasáramos horas explorando sus restaurantes. Así pasamos horas deliciosas charlando (o como decimos en México “echando el chal”), comiendo y bebiendo en lugares como Casa Oaxaca, Zandunga, Los Danzantes y -mi favorito- Pitiona, que tiene una terraza con vista súper bonita hacia la iglesia de Santo Domingo.
Y hablando de esa joya arquitectónica, si hay algo que no puedes perderte en Oaxaca es precisamente la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, una de las más hermosas del mundo, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Fue construida entre los siglos XVI y XVII y es de estilo barroco novohispano. Desde que entras te deslumbra con todos los detalles en hoja de oro en sus paredes, bóvedas y retablo. Justo atrás de la iglesia puede visitarse el Jardín Etnobotánico.
Aunque la calle más popular sea el bello Andador Turístico Macedonio Alcalá, tienes que recorrer las calles del centro, meterte a las tiendas porque venden artesanías bellísimas y -si no te hospedas ahí-, entrar a conocer el histórico hotel Quinta Real, que fue el Convento de Santa Catalina de Siena en el siglo XVI.
Y entre plazas, iglesias, tiendas y calles coloridas, no debes dejar de ir a los mercados y cooperativas, donde puedes encontrar artesanías de barro negro, alebrijes, joyería, bolsas artesanales, telares y un sinfín de cosas de típicas oaxaqueñas. Yo conseguí cosas muy lindas de decoración en La Casa de las Artesanías y en el Mercado Benito Juárez. Por cierto en el Mercado 20 de Noviembre vale la pena visitar el “pasillo del humo”, donde se pueden probar platos típicos oaxaqueños (soy fanática de las tlayudas, la cecina enchilada y los chapulines).
A las afueras de Oaxaca
Con todas las maravillas que tiene este estado del sur de México, te recomiendo dejar al menos un día para hacer excursiones a lugares cercanos. Nosotras contratamos transporte privado para poder conocer varios lugares famosos de la “ruta este” que están relativamente cerca de la ciudad. Como ya conocíamos Monte Albán, decidimos saltarlo e incluir lugares a los que no hubiéramos ido y que quedaran en la ruta que nos habían recomendado.
El Tule
La primera parada fue en Santa María del Tule, para ver el árbol más famoso de México, un ahuehuete con más de 2,000 años de antigüedad. Tiene el tronco más grande del mundo, con una circunferencia de 44 metros y 42 metros de altura. Ahí conocimos a un niño guía súper simpático que nos ayudó a encontrarle diferentes formas al árbol.
Hierve el Agua
Muy emocionadas continuamos nuestra aventura hacia Hierve el Agua para ver el balneario natural y las cascadas petrificadas. El lugar es espectacular, ahí sentadas junto a las piscinas naturales nos quedamos observando las cascadas que miden más de 200 metros de altura y se formaron hace millones de años.
No nos metimos a nadar, ni descendimos hasta la parte inferior de la cascada, pero metimos los pies a las pozas naturales y pasamos un buen rato tomando fotos y admirando el paisaje. Finalmente terminamos en uno de los puestos comiendo mangos con chile.
Zona Arqueológica de Mitla
Aunque es pequeña, te recomiendo conocerla porque es muy bonita. En náhuatl Mitla significa “lugar de muertos” y su nombre en zapoteco es Lyobáa “lugar de descanso”. Tiene cinco conjuntos con patios y en las construcciones todavía se pueden apreciar muy bien las grecas labradas que son consideradas únicas en el país.
Ahí puedes ver los salones, la Sala de las Columnas que consta de varios monolitos de piedra, atravesar las pequeñas puertas para entrar a los patios y hasta entrar a las tumbas. Eso sí, para acceder a esa parte hay que superar la claustrofobia, ya que hay que bajar unos escalones, atravesar por una entrada chiquita y angosta y luego ingresar a un espacio muy encerrado que es donde están las tumbas. Nosotras tuvimos la suerte de que estaba solo, así que entramos rápidamente a verlas.
Taller de telares
Después de habernos parado a comer delicioso en un restaurante de la carretera llamado Rancho Zapata, nos llevaron a conocer un taller donde hacen los hermosos telares en Teotitlán del Valle. La visita es muy interesante porque te sientan y te explican a detalle cómo se lava la lana, cómo se obtienen los colores de manera natural para teñir los tejidos y cómo utilizan el telar de pedal. Lo mejor es que si compras sus productos textiles, estás comprando directamente con los artesanos.
Santiago Matatlán
Terminamos en lo más esperado del día, la degustación de mezcales en El Rey de Matatlán, una empresa familiar que se dedica a la producción de mezcal desde 1950. Ahí pudimos conocer los distintos tipos de maguey y ver el proceso de elaboración artesanal. Además ellos también producen mezcales orgánicos.
La experiencia de beber mezcal ahí es más atractiva porque te van explicando todo lo que vas tomando y cómo tomarlo. Al final terminas probando más de la cuenta, por eso es importante contratar servicio de transporte, para que puedes disfrutar tranquilamente todos los mezcales que te ofrecen.
Y así finalizamos un fin de semana de amistad, de charlas, de risas, de aprendizaje, de compras y de comernos todo, mientras explorábamos uno de los lugares más hermosos de nuestro país. Estoy ansiosa por el siguiente reencuentro.
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