El Principado de Mónaco puede ser pequeñito, tiene una extensión de tan solo 2 kilómetros cuadrados y poco más de 38 mil habitantes, pero el que sea el segundo país más pequeño del mundo no lo hace menos famoso; quién no ha escuchado de la familia real o del glamour de Montecarlo.
Puede ser un país caro y pequeño, pero afortunadamente para el viajero es fácil conocerlo en un día e ir por cuenta propia, sin necesidad de contratar un tour. Nosotros decidimos hospedarnos cuatro días en Niza, donde tienes más opciones de hoteles y no es una ciudad tan costosa como muchos piensan y de ahí hicimos algunas excursiones de un día a lugares cercanos, uno de ellos fue a Mónaco.
La verdad desplazarse es muy fácil ya que puedes tomar un tren directo y en 20 minutos llegas. Nosotros teníamos el pase de 2 meses de tren de Rail Europe, pero si no lo tienes este trayecto te cuesta unos 3.50 euros por viaje redondo (desde Niza).
En cuanto llegas te puedes dar cuenta que es uno de los países con mayor concentración de millonarios en el mundo, basta ver los autos de lujo pasar o estacionados afuera del casino y ni hablar de todas las tiendas de marca. Entre el sonido de los motores de los autos deportivos y el calor abrasador del verano, empezamos a recorrer Mónaco y esto fue lo que visitamos:
Palacio del Principado
Geográficamente Mónaco está enclavado entre las montañas frente al mar Mediterráneo. Por lo que en verano resulta algo pesado el desplazarse caminando, sobre todo cuando hay que subir colinas, pero como caminar es la mejor manera de descubrir ciudades, nos aguantamos y empezamos a subir rumbo a la zona del palacio.
A muy grandes rasgos, el palacio en realidad comenzó como una fortaleza en el siglo XII cuando el territorio pertenecía a la República de Génova y los Grimaldi eran de la aristocracia genovesa. Acortando bastante la historia, tuvieron posesión de la fortaleza, la perdieron en un periodo de división política por apoyo al Papa Inocencio IV, pero recuperaron la propiedad. Pero los Grimaldi siempre pelearon y enfrentaron varias guerras por mantener el control y la soberanía. En el siglo XV finalmente obtuvieron la independencia. En el siglo XVI la fortaleza se transformó en palacio.
Pero aquí no acaba la historia porque tras la Revolución Francesa se ordenó que aquellos territorios ocupados, se gobernaran por administraciones independientes, tal como en Francia y esa orden incluía a Mónaco. Así que el palacio fue saqueado por los ciudadanos, Francia degradó a Mónaco de principado a cantón (división administrativa) y la llamó Fort d’Hercule. Parte del palacio fue usado como hospital militar y al resto le dieron otros usos. Hasta 1814 devolvieron Mónaco a la familia Grimaldi. Más adelante en ese mismo siglo autorizaron la apertura de casinos, lo que ayudó a que el deteriorado principado se recuperara económicamente. Pero ojo, el trono no puede quedar vacante sino Mónaco regresa a ser protectorado de Francia.
Hoy en día aunque el principado sea chico, la familia real es muy conocida a nivel mundial. Primero que nada por el matrimonio del príncipe Rainiero III con la famosa actriz estadounidense Grace Kelly. Y también porque sus hijos por muchos años han encabezado las revistas de la prensa rosa.
De hecho era curioso porque mientras caminábamos por el palacio y durante nuestra visita a la catedral, escuché a muchos turistas explicar a sus hijos que “el príncipe se casó con Grace Kelly”, “aquí vivió Grace Kelly”, “aquí está enterrada Grace Kelly”. En pocas palabras de la que hablaban (o hablábamos porque yo estaba igual), era de Grace Kelly.
Una vez en esa parte alta de la ciudad tienes que darte tiempo para pasear por sus calles estrechas súper pintorescas. Entra a la Capilla de la Misericordia y a la Catedral de San Nicolás, donde están las tumbas de los príncipes Rainiero III y Gracia Patricia (Grace Kelly).
Museo Oceanográfico de Mónaco
Si visitas Mónaco no puedes perderte este museo ¡a mí me fascinó! Para empezar el edificio donde se encuentra es espectacular, postrado en la Roca de Mónaco. El museo fue construido por el príncipe Alberto I en 1910 y tiene como objetivo la preservación de los océanos y la vida marina.
El interior es majestuoso, desde que entras te impacta la arquitectura, los candelabros, las salas enormes, los artefactos en exhibición, pero sobre todo me encantó cómo lo han ido modernizando con exposiciones virtuales e interactivas. Además tiene una amplia variedad de especies marinas que puedes apreciar y una sala muy grande con esqueletos de ballenas donde hacen show de luz y sonido.
Puerto de Hércules
Obviamente tienes que pasear por el puerto y ver los lujosos yates. Este bello puerto fue construido a principios del siglo XX, lo que modernizó aún más el principado y dio entrada a los yates que navegaban por la Costa Azul.
Cuando se celebra la Fórmula 1, muchos la ven desde sus yates y como leí en un artículo hay gente que paga más de 20 mil euros por ver la carrera desde un yate. Ni hablar de las fiestas lujosas que se celebran ahí. Pero volviendo a los consejos turísticos en Mónaco para los que no somos millonarios ;-), para tomar las mejores fotos panorámicas del puerto te recomiendo hacerlo en el mirador que está al lado del palacio.
Montecarlo
Y después de recorrer las calles del centro histórico de Mónaco no podíamos dejar de ir al lujosísimo barrio de Montecarlo, donde se encuentra el famoso casino. Aunque no te guste apostar (a mí no me gustan los casinos), tienes que ir aunque sea a conocerlo porque el edificio es bellísimo y sí te permiten entrar a conocerlo.
Al lado del casino está el elegante Hotel de Paris, así que entre ambos edificios ya te imaginarás la llegada y salida de carros deportivos, me daba risa ver a muchos hombres fascinados, como niños pequeños, viendo a detalle cada auto y tomándose decenas de fotos como si fueran a subirse a ellos.
Antes del anochecer regresamos a Niza, después de haber pasado un día muy lindo explorando Mónaco, la ciudad que cautiva a ricos y famosos.
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