Mundología

Hermosos pueblos de un solo color

julio 13, 2017

Todos hemos experimentado el viajar a alguna ciudad que tiene barrios con casas de distintos colores, lo que las hace más pintorescas y especiales. Pero hay pueblos que están pintados todos de un solo color ya sea por motivos culturales, cinematográficos o a hasta religiosos, convirtiéndose así en lugares únicos, dignos de visitar por la magia que desprenden.

¿Dónde están y cómo se llega a ellos? Hoy te invito a hacer un recorrido lleno de color.


Azul pintado de azul…

Un pueblo pitufo
Enclavado en la sierra de Málaga se encuentra un pueblo pequeñito de menos de 300 habitantes, pero que logró poner los ojos del mundo en él y convertirse en un gran atractivo turístico al haber sido elegido en el año 2011 como “pueblo pitufo” para la promoción y estreno de la película de Los Pitufos.

Júzcar, el pueblo oficial de Los Pitufos. Foto © Silvia Lucero

El trabajo lo hizo una agencia de publicidad y el pueblo entero que aprobó a través de una consulta que todas las construcciones fueran pintadas de azul. Cuando llegas a Júzcar es una experiencia muy cómica porque los mismos juzcareños bromean con cosas relacionadas con los pitufos, por ejemplo había una casa que no había sido pintada y cuando pregunté la razón me dijeron entre risas “esa es la casa de Gargamel, fue el único vecino que no aceptó pintar la propiedad”.

Callejón en Júzcar. Foto © Silvia Lucero

También nos tocó estar en un bar en una callecita, tomando algo para refrescarnos por el calorón que caracteriza a la región en verano, cuando de repente salió el dueño vestido como Gargamel.

El cementerio pintado de azul. Foto © Silvia Lucero

Las casas y hoteles también pintaron a los famosos personajes en las paredes, que ahora son los puntos más populares para sacar fotos divertidas. ¿Sigue siendo azul? Después del auge de la mercadotecnia, a la siguiente consulta que se le hizo a los habitantes, volvieron a votar porque Júzcar siguiera siendo el pueblo pitufo, fue todo un éxito en cuanto a turismo.

En el pueblo pitufo. Foto © Patrick Mreyen
Un lugar muy divertido para tomar fotos. Foto © Patrick Mreyen
Patrick ligando a Pitufina. Foto © Silvia Lucero

¿Cómo encontrar el pueblo pitufo?
Está a una hora (poquito más) de Marbella y a poco menos de dos horas de la ciudad de Málaga, en dirección a Ronda en el sur de España.

La “perla azul”
Como si no fuera ya un país lo suficientemente hermoso y diverso, Marruecos tiene un pueblo divino llamado Chefchaouen, conocido también como la “perla azul”. Este poblado fue construido en el siglo XV por el emir Mulay Alí ben Rachid para defenderse de los portugueses.

Chefchaouen, Marruecos. Foto © Silvia Lucero

Según la leyenda romántica, Chefchaouen debe su estilo andaluz porque es una imitación de Vejer de la Frontera, ya que el emir se enamoró de una chica de Vejer llamada Zhora y cuando los moros fueron expulsados de España, él le mandó construir este pueblo para que ella no extrañara.

Entrando a la medina en Chefchaouen. Foto © Silvia Lucero

Es una experiencia increíble el caminar por la medina de la “perla azul” y poder disfrutar de sus construcciones hechas en diferentes tonalidades azules. Pero ¿por qué es azul? Dicen que podría ser por los judíos que llegaron en 1930 y que el azul simbolizaba el cielo. Otra creencia es que es para ahuyentar a los mosquitos.

Chefchaouen. Foto © Patrick Mreyen
Mi color favorito. Foto © Silvia Lucero

¿Cómo llegas hasta ese cielo azul?
A 2 horas 15 minutos de Tánger y a 3 horas 23 minutos de Fez. Si vas conduciendo por Marruecos, Chefchaouen es una parada obligatoria entre Tánger y Fez.

Un pueblo amarillo
Dice el refrán que “la que de amarillo se viste en su hermosura confía”, esa confianza la puedes vivir cuando caminas por las calles de Izamal, “pueblo mágico’ del estado de Yucatán.

Izamal, pueblo mágico. Foto © Patrick Mreyen

Izamal es impresionante, si viajas por carretera en la península y vas en camino de Chichén Itzá a Mérida, tienes que parar en este pueblo que se encuentra a la mitad y es hermoso con todas las construcciones en color amarillo y blanco, que combinan increíble con el cielo azul.

El pueblo se pintó así por ser los colores del Vaticano. Foto © Patrick Mreyen

A Izamal la llaman “la ciudad de las tres culturas” y una de las versiones por las que dicen que fue pintada de amarillo y blanco es por ser los colores del Vaticano, ya que en 1992 el papa Juan Pablo II estuvo de visita ahí y ofició una misa en el atrio del templo de la Purísima Concepción y ex Convento de San Antonio de Padua, en esa visita el papa coronó a la virgen Nuestra Señora de Izamal y patrona de Yucatán.

Una segunda versión es que el amarillo es el color del maíz, algo sagrado desde hace mucho tiempo para estas comunidades. Y hay una tercera que es porque este color combinado con cal sirve para ahuyentar a los mosquitos. Ya dependerá de cada viajero con cuál versión quedarse.

El pueblo es impresionante. Foto © Patrick Mreyen

¿Cómo llegar?
A 70 kilómetros de Chichén Itzá y a 66 kilómetros de la ciudad de Mérida.

Vestidos de blanco
Pueblos blancos andaluces
Me encanta visitar los pueblos blancos, aunque estos son más comunes. En Andalucía por ejemplo destacan entre las montañas todos esos pueblitos encantadores con sus calles empedradas y flores. Me sería muy difícil elegir un favorito, pero creo que de los más bellos que he visto en el sur de España están Arcos de la Frontera, Grazalema y Zahara de la Sierra.

Arcos de la Frontera. Foto © Patrick Mreyen
Grazalema. Foto © Silvia Lucero

Oia la más bella
Pero no hay que olvidarnos de uno de los más famosos del mundo, Oia en la isla de Santorini. Este pueblo es simplemente un sueño hecho realidad; las construcciones blancas, las cúpulas azules de las iglesias, el color oscuro de la caldera y el mar a su alrededor, lo hace uno de los lugares más fascinantes del mundo. Aunque Oia es mi preferido, en realidad en Santorini puedes encontrar otros pueblos blancos preciosos. Creo que Oia es simplemente uno de esos lugares que tienes que ver antes de morir.

Catedral ortodoxa de Oia. En esa plaza se grabó una de las escenas de la película Mamma Mia! Foto © Silvia Lucero
En Oia, tomando la típica foto de las postales. Foto © Silvia Lucero

¿Por qué encontramos pueblos blancos? Unos dicen que es para que se mantengan frescas las casas, ya que el blanco refleja los rayos del sol. Otros que porque antes el gobierno les regalaba la cal y porque ésta era más higiénica. También hoy en día viéndose tan bellos esos pueblos que atraen a tantos turistas, los mismos ayuntamientos imponen regulaciones para que todo esté pintado de manera uniforme.

¿Dónde ver pueblos blancos?
Yo te recomendaría seguir las rutas de pueblos blancos en Andalucía, que está llena de pueblitos preciosos. Para ver Oia en Grecia, hay que volar a Santorini (aeropuerto de Fira) o tomar un barco desde Atenas o de alguna isla si ya te encuentras ahí.

Color adobe
Santa Fe no es un pueblo, pero sí es una de las ciudades que más me ha gustado en Estados Unidos, además de ser la capital más antigua del país, es una pequeña ciudad llena de arte y cultura. Tiene muchas atracciones turísticas, se come delicioso y hasta se puede esquiar muy cerca de ahí.

Teatro e Santa Fe, Nuevo México. Foto © Patrick Mreyen

Con su arquitectura de estilo único, es hermoso llegar a esta ciudad y ver todas sus casas de adobe que en el atardecer tomar un color terracota. ¿A qué debe su estilo? A su herencia de los indígenas nativos y a como la evolucionaron los españoles que se asentaron ahí. Pero desde hace siglos los santafereños han defendido la preservación de ese estilo arquitectónico que los ata a sus raíces.

Palacio de los Gobernadores en Santa Fe. Foto © Silvia Lucero
Su arquitectura es única. Foto © Patrick Mreyen
Clásica galería de arte en Santa Fe. Foto © Patrick Mreyen

¿Dónde está? Santa Fé es la capital de Nuevo México, EE.UU., estado que colinda con Texas al este, Arizona al oeste, Colorado al norte y México al sur.

Y entonces ¿cuál es tu color favorito para viajar? Si conoces algún pueblo de un solo color comparte tu experiencia en la sección de comentarios.