Entre mis sueños viajeros siempre estuvo conocer el desierto del Sahara. Ese deseo se debía más que nada a las películas y por supuesto a la literatura, gracias a novelas como El cielo protector y Mira si yo te querré. Me imaginaba un desierto mágico, solitario, con camellos y pueblos que te brindaban la oportunidad de adentrarte a culturas súper distintas.
Siendo el Sahara un desierto con una extensión tan grande que abarca 11 países del norte de África, en alguno de mis viajes tendría que tocarme ver algo de él. Así que el día que viajé a Marruecos cumplí mi sueño al vivir dos experiencias increíbles en esa parte del Sahara Occidental.
Ya en otros artículos había escrito sobre mi viaje en coche por Marruecos; un recorrido precioso con paisajes contrastantes y ciudades fascinantes. Pero en esta ocasión no quiero hablar de ciudades ni de pueblitos de colores, hoy quiero compartir mi experiencia en el desierto desde la Garganta del Todra hasta las dunas en Merzouga.
Garganta del Todra
Entramos por “la puerta del desierto”: Ouarzazate, una ciudad que parece perdida en el medio del desierto, pero que alberga dos grandes estudios de grabación: el Atlas Studios, que además de ser el más grande del mundo, es donde han grabado películas como Lawrence de Arabia, Star Wars, La Momia, Gladiator, entre muchas otras y el CLA Studios. Y muy cerca de esta ciudad también grabaron escenas de Game of Thrones. En pocas palabras es un punto ideal para los amantes del cine.
Tras conducir unas dos horas y media desde Ouarzazate, finalmente llegamos a Tinerhir el pueblo berebere que está más cerca de la Garganta de Todra y donde tuvimos que dormir una noche en un hotel donde nos recibieron con té de menta y una deliciosa cena.
En la mañana salimos muy temprano a ver la Garganta de Todra. Este cañón situado en el Alto Atlas es espectacular, porque puedes conducir entre sus paredes rocosas y llega un punto en el que el cañón se va cerrando, acortando la distancia entre sus muros que también se hacen más altos.
Fue muy bonito este recorrido porque nos íbamos parando con los lugareños, viendo las cabras y tomando fotos a nuestro ritmo, ya que tampoco nos tocó tan lleno de turistas a pesar de que es un lugar muy famoso sobre todo para escalar. Era hermoso ver el color rojizo de las piedras y los oasis.
Otra cosa que me encantó fue ver el inmenso palmeral a la salida de Tinerhir y las kasbah al fondo, que son las típicas fortalezas y ciudadelas de adobe en la región bereber del país.
A subir dunas en Erg Chebbi
Después del cañón nos fuimos rumbo a Merzouga, que está a unas 3-4 horas de Tinerhir, de hecho ya está muy cerca de la frontera con Argelia. Teníamos que llegar temprano porque íbamos a hacer una excursión en dromedario hasta las dunas y después las subiríamos caminando para ver el atardecer.
Primero llegamos a nuestro hotel, muy lindo por cierto, donde se hicieron cargo de nuestra excursión. Así que salimos muy emocionados (ese viaje lo hice con Patrick y con mi amiga Priscilla) rumbo a nuestra aventura en el Sahara. Y al salir ahí estaba esperandome “Rojo”, mi dromedario. El dromedario es un camello pero con una joroba.
De ahí salimos rumbo a Erg Chebbi, donde se encuentran las dunas, un desierto que tiene una extensión de 22 kilómetros de largo y 5 de ancho. La más alta de sus dunas llega a medir 150 metros de altura.
Íbamos emocionadísimos montados cada uno en su dromedario, pero cuando llegamos a las dunas nos dijeron que había que subirlas caminando porque los animales no subían. La subida fue mucho más pesada de lo que pensábamos y aunque muertos de risa por nuestra condición, logramos subir.
Fue maravilloso sentarnos ahí sin ruidos, solo observando los cambios de color de la arena con la puesta de sol. Yo creo que esa ha sido una de las experiencias más hermosas que he tenido, tal vez porque estaba finalmente ahí en el Sahara, en Marruecos, que moría por conocer.
Tal vez también me cautivó el desierto porque a final de cuentas yo también soy originaria de una ciudad desértica, donde también tenemos dunas a muy pocos kilómetros. En fin siempre me emociono demasiado en los viajes.
Mentiría si dijera que esta fue mi parte favorita de Marruecos porque todo lo que vi me enamoró y en cada lugar se vive una experiencia diferente. Es difícil comparar y elegir un lugar como favorito. Pero lo que sí te puedo asegurar es que hay que quitarse los estereotipos de los lugares, porque sino te vas a perder destinos turísticos tan fabulosos como Marruecos.
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