Cuánto debió impresionar a los mayas este lugar para llamarlo Sian Ka’an, que en lengua maya significa el origen del cielo. Una reserva biosfera bellísima ubicada en la península de Yucatán y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Como una de las bendiciones de poder pasar meses en la Riviera Maya, es que cada fin de semana te puedes escapar a descubrir rincones que parecen pedazos caídos del cielo, aprovechamos el domingo para irnos de excursión a la reserva hasta Punta Allen.
La entrada está muy cerca de la zona hotelera de Tulum, así que para adentrarte toca hacer el sacrificio (obviamente lo digo en tono sarcástico) de atravesar toda la pintoresca calle donde están los hoteles ecológicos súper chic, restaurantes y tiendas de Tulum. Una vez que entras a la reserva de Sian Ka’an, solo hay que bajarse a registrarse, pero la entrada es gratuita.
Toda la reserva mide más de 528,000 hectáreas y es una zona muy importante porque en esa parte del mar Caribe está el famoso arrecife de coral (el segundo más grande después de Australia), pero también se hallan manglares, cenotes, bosques tropicales, marismas, entre otras maravillas naturales.
Y por si fuera poco también es hogar de más de 300 especies de aves, pumas, jaguares, ocelotes, manatíes, monos, tapires, cocodrilos, iguanas –que te topas por todo el camino-, entre otras especies. Es impresionante todo lo que tiene esa región de Quintana Roo.
El recorrido es un poco pesado porque el camino no está en perfectas condiciones, está lleno de hoyos y hay muchas iguanas. Al menos fue lo único que se nos cruzaba constantemente. Por lo mismo hay que ir muy lento, por ejemplo una distancia de 42 kilómetros la hicimos en dos horas y media, aunque también paramos en ciertos puntos a tomar fotos.
Dentro de la reserva no hay gasolinera, ni muchas propiedades. Lo que si puedes encontrar son varios locales que ofrecen tours de kayak, paseos en bote y otras actividades. Nosotros decidimos que dividiríamos nuestra aventura en la reserva en dos partes, la primera solamente para ir a tomar fotos y comer en Punta Allen. Pero pensando en volver a hacer alguna de las actividades y visitar la zona arqueológica de Muyil. Así que este artículo tendrá segunda parte ;-).
Fue lindísimo ir por ese camino de terracería esquivando iguanas, todo rodeado de árboles tropicales y de repente te encontrabas ahí en medio del mar y las lagunas. Como el punto a la altura de la laguna de Boca Paila, donde hay dos puentes y donde nos detuvimos a tomar algunas fotos.
Fue una experiencia preciosa estar ahí parados, porque de un lado veías la laguna, un cocodrilo, la flora y del otro lado del puente, la vista era también hermosa con el puente viejo, las aves, el agua turquesa y la arena blanca de la playa.
Así seguimos hasta llegar a Punta Allen, un pueblito muy simpático, pero pequeñito, solo tiene 469 habitantes y aún está muy virgen. Ahí comimos pescado y pulpo en el restaurante Muelle Viejo, todo estaba riquísimo y lo acompañamos con unas refrescantes cervezas frente al mar.
Como no queríamos manejar de noche, terminando de comer nos regresamos, pero como nos tocó el atardecer, tuvimos que pararnos de nuevo en Boca Paila a tomar más fotos. Pero ya sin iguanas en el camino, fue más fácil manejar sin tener que detenernos a cada rato a esperar que despejaran la calle.
Ya en la carretera de regreso a Playa del Carmen le preguntaba a Patrick, ¿con qué lugar natural puedes impresionar a alguien que haya nacido aquí? Si tienen un mar color turquesa precioso, animales bellísimos, el arrecife de coral, la selva, las zonas arqueológicas…Y se quedó pensando y me dijo “con nada, lo tienen todo”.
¿Quieres viajar a la Riviera Maya y que organice tu viaje? Escríbeme a silvia.lucero@tripdreaming.com