Bulgaria

Descubriendo Bulgaria: Sofía, Veliko Tarnovo y el Monasterio de Rila

septiembre 10, 2016

Me sorprendió Bulgaria, llevaba altas expectativas con Sofia, su capital, y tengo que reconocer que las cumplió, me gustó mucho la ciudad con sus calles y plazas tan amplias, me dio una sensación de que se vive muy bien ahí. Me encantó el famoso Monasterio de Rila, pero me desilusionó el pueblo que creí que me iba a encantar, Veliko Tarnovo. ¿Cómo fue mi recorrido por Bulgaria? Aquí te cuento todo.

‘Free Sofia Tour’
Podría vivir en Sofía, me encantó la capital, se me hizo una ciudad muy cómoda, moderna y muy bonita. Sobre todo pude apreciarla mejor después de tomar el “Free Sofia Tour”, que te lleva a los sitios más emblemáticos de la ciudad.

Sofía tiene plazas, parques y avenidas súper amplias. Foto © Silvia Lucero
Sofía tiene plazas, parques y avenidas súper amplias. Foto © Silvia Lucero

A pesar de haber visto este tipo de tours gratuitos en varias ciudades, nunca me había unido a uno. En esta ocasión, Patrick y yo decidimos unirnos, sobre todo porque no teníamos mucho tiempo para ver la ciudad con calma y de esa manera podríamos seleccionar los lugares para regresar al día siguiente y sobre todo aprender sobre la historia de la ciudad.

El recorrido duró exactamente dos horas, éramos un grupo bastante grande, pero eso no impidió que aprendiéramos los necesario. Además teníamos muy buena guía, que como era de la ciudad, nos contó también historias y costumbres locales.

No voy a entrar en detalle en cada punto, únicamente en aquellos que me llamaron mucho la atención, pero te menciono más o menos cómo fue el recorrido por si algún día te encuentras en Sofía y decides hacerlo por tu cuenta. Cabe destacar que en este tipo de tours, no entras a los edificios, los muestran por fuera y te cuentan la historia.

Nosotros empezamos en el Palacio de Justicia, continuamos por la catedral ortodoxa Sveta-Nedelya, la cual sufrió un atentado terrorista en 1925. De ahí seguimos por el edificio histórico del casino, que conserva labrado el escudo de armas de la ciudad. Frente a él se alza el monumento a Santa Sofía, que nos contaron que había sido muy controversial por su físico, ya que no concordaba con la de la santa patrona de la ciudad.

Palacio de Justicia de Sofia. Foto © Silvia Lucero
Palacio de Justicia de Sofia. Foto © Silvia Lucero

Nos detuvimos a ver la zona arqueológica de Serdika, que está junto al metro. Al lado hay otra plaza que me gustó mucho, no por bonita sino por su significado, que es la Plaza de la Tolerancia, ya que cerca de ella puedes encontrar la mezquita Banya Bashi, a unos cuantos metros una sinagoga, la catedral católica y una iglesia ortodoxa. Esto demuestra que es una ciudad donde todas las religiones pueden vivir en armonía.

Plaza de la Tolerancia. Foto © Silvia Lucero
Plaza de la Tolerancia. Foto © Silvia Lucero

En esa misma plaza, detrás de la mezquita, se encontraban los Baños Minerales Públicos, ya no están abiertos, pero nos llevaron a dos fuentes que se encuentran a los costados, donde los locales van a beber agua porque supuestamente tiene propiedades curativas. Solo que el agua es muy caliente y con sabor horrible a azufre.

Antiguos Baños Minerales Públicos. Foto © Patrick Mreyen
Antiguos Baños Minerales Públicos. Foto © Patrick Mreyen

Continuamos nuestro recorrido admirando edificios y escuchando historias de la época comunista. En la Plaza de la Independencia puedes apreciar mejor la arquitectura estilo estalinista, sobre todo en el edificio donde se encontraba la sede del partido. Al lado había antiguo almacén que era donde, según nos contó nuestra guía, podían encontrar cierto tipo de productos que no se conseguían fácilmente.

Plaza de la Independencia, donde predomina la arquitectura estalinista. Foto © Silvia Lucero
Plaza de la Independencia, donde predomina la arquitectura estalinista. Foto © Silvia Lucero

Pasamos también por el edificio de la Presidencia (no pierdas el tiempo en el cambio de guardia, es muy aburrido), donde pasamos a un patio interior para ver la iglesia de San Jorge. Vyara, nuestra guía –me encantó su nombre que significa ‘fe’- nos contó que la iglesia se encuentra rodeada de edificios gubernamentales porque, durante el comunismo, como no le daban importancia a la religión, decidieron esconderle esa iglesia al pueblo.

En el patio interior del Palacio de Gobierno, se encuentra la iglesia ortodoxa de San Jorge, que escondieron durante el régimen comunista. Foto © Silvia Lucero
En el patio interior del Palacio de Gobierno, se encuentra la iglesia ortodoxa de San Jorge, que escondieron durante el régimen comunista. Foto © Silvia Lucero

Como era domingo, nos tocó la ciudad llena de vida, en especial el parque que se encuentra al lado del famoso Teatro Nacional Iván Vazov, donde pudimos ver algunos bailes tradicionales búlgaros.

Gente bailando afuera del Teatro Nacional Iván Vazov. Foto © Silvia Lucero
Gente bailando afuera del Teatro Nacional Iván Vazov. Foto © Silvia Lucero

En el parque, Vyara nos mostró unos listones -todos en rojo y blanco-, que se llaman Martenitsa, los cuales siguiendo la tradición búlgara, se regalan a los seres queridos el día 1 de marzo. Una vez que recibes tus listones, pides un deseo y los cuelgas en algún árbol, donde se supone permanecerán hasta que se cumpla ese deseo.

Martenitsas colgadas en los árboles. Foto © Patrick Mreyen
Martenitsas colgadas en los árboles. Foto © Patrick Mreyen

Y hablando de supersticiones, en la iglesia rusa de San Nicolás, a la que también llaman “de los milagros”, se supone que si entras y pides un deseo se te concederá. No sé si sea verdad (se me olvidó pedir el mío), pero lo cierto es que esta iglesia ortodoxa es muy bonita para visitar.

Iglesia rusa de San Nicolás. Foto © Patrick Mreyen
Iglesia rusa de San Nicolás. Foto © Patrick Mreyen

Tal vez ahora no se note tanto, pero en esa zona del teatro hacia la catedral Alexander Nevski, puedes encontrar varias calles empedradas pintadas de color amarillo, si no las has visto, búscalas porque es algo famoso de la ciudad. En un principio dieron ese toque de lujo, pero luego fue más costoso repararlas y resultó que eran muy resbaladizas cuando llueve. Así que de ser un orgullo, pasaron a ser un dolor de cabeza para los ciudadanos.

En las calles amarillas de Sofía. Foto © Patrick Mreyen
En las calles amarillas de Sofía. Foto © Patrick Mreyen

El tour finalizó en la catedral Alexander Nevski, el edificio más emblemático de la ciudad con sus cúpulas doradas y verdes. La obra es una muestra más de la relación cercana que existía entre Rusia y Bulgaria.

Catedral Alexander Nevski. Foto © Patrick Mreyen
Catedral Alexander Nevski. Foto © Patrick Mreyen
Con nuestra guía Vyara de Free Sofia Tour. Foto © Patrick Mreyen
Con nuestra guía Vyara de Free Sofia Tour. Foto © Patrick Mreyen

Sofía de noche
La capital búlgara tiene restaurantes y bares fabulosos. Nosotros cenamos delicioso, la primera noche en Manastirska Magernitsa, muy rico, pero muy turístico. La segunda noche cenamos en el restaurante Pod Lipite, que me gustó más que el primero, además era mucho más local.

Codillo en la taberna Pod Lipite. Foto © Silvia Lucero
Codillo en la taberna Pod Lipite. Foto © Silvia Lucero

En cuanto a bares hubo uno que me gustó muchísimo llamado Апартамента (The Apartment), súper cool situado en una casa antigua de dos pisos y como su nombre lo indica, es como si anduvieras por los cuartos de un apartamento, ya que cada espacio tiene diferente decoración. El lugar estaba lleno de extranjeros, pero igual tienes que conocerlo.

The Apartment, un bar muy cool en Sofía. Foto © Silvia Lucero
The Apartment, un bar muy cool en Sofía. Foto © Silvia Lucero

El grandioso Monasterio de Rila
A Rila fuimos un domingo en la mañana. Fue un poco caótico porque queda a unas dos horas de Sofía, no había transporte público que nos llevara ese día y todos los tours de agencias ya estaban llenos. Pero como nos hospedamos en un hotel con un servicio excelente, el Hotel Magic Castle, una de las propietarias nos ayudó a negociar el precio con un taxista para que por 60 euros nos llevara hasta el monasterio, nos esperara y nos regresara. Y valió la pena cada euro.

Monasterio de Rila. Foto © Silvia Lucero
Monasterio de Rila. Foto © Silvia Lucero

El monasterio es impresionante, fundado en el siglo X al lado de las montañas de Rila. Fue San Juan de Rila, quien se aisló del mundo para dedicarse a la oración y vivió en una cueva cerca de donde se erigió el monasterio. Las reliquias del santo se encuentran en esta iglesia.

Los frescos en el exterior de la iglesia son preciosos. Foto © Patrick Mreyen
Los frescos en el exterior de la iglesia son preciosos. Foto © Patrick Mreyen

Hoy en día el monasterio es de los lugares más turísticos de Bulgaria y no es para menos, porque es maravilloso, fue también nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aunque no puedes tomar fotografías del interior, puedes entrar a verlo, sólo te recomiendo no llevar camiseta de tirantes o falda/shorts cortos, porque te revisan la vestimenta y te pueden negar el ingreso, aunque tienen unas telas que te prestan para taparte.

Exterior de la iglesia del Monasterio de Rila. Foto © Patrick Mreyen
Exterior de la iglesia del Monasterio de Rila. Foto © Patrick Mreyen

Mi desilusión en Veliko Tarnovo
En nuestra ruta de Rumania a Bulgaria, paramos en una pequeña ciudad llamada Veliko Tarnovo. Esta ciudad es muy famosa por su fortaleza de Tsarevets, por su belleza y porque en las noches tiene un espectáculo de luz y sonido que en los videos se ve espectacular.

Fortaleza de Tsarevets en Veliko Tarnovo. Foto © Silvia Lucero
Fortaleza de Tsarevets en Veliko Tarnovo. Foto © Silvia Lucero
Veliko Tarnovo. Foto © Patrick Mreyen
Veliko Tarnovo. Foto © Patrick Mreyen

Desde que llegamos a Veliko fue un caos, porque la estación es pequeña, no hay quien te dé información, nosotros no vimos autobuses, ni taxis y queda algo retirada del centro como para ir caminando con todo el equipaje. Solamente vimos algunas personas que se ofrecían a llevarnos por algo de dinero, pero también la comunicación es difícil. No nos quedó de otra más que coordinarnos con otra pareja y confiar en un señor que se ofrecía a llevarnos por poco dinero. Así fue como por suerte conocimos a Víctor, quien solo nos cobró 4 euros por pareja y nos llevó a nuestros hoteles.

Nosotros arreglamos con él para que nos llevara al día siguiente de regreso a la estación y mientras esperábamos el tren, se quedó conversando con nosotros una media hora. Nos contó que él vivía mejor en la época comunista porque al menos había trabajo y todo era más barato, de sus novias y otras historias. Al final terminó despidiéndonos en el tren y dándonos besos y abrazos.

Con Víctor, que trabaja como chofer en su tiempo libre y nos contó historias de la vida en Bulgaria antes y después del comunismo. Foto © Silvia Lucero
Con Víctor, que trabaja como chofer en su tiempo libre y nos contó historias de la vida en Bulgaria antes y después del comunismo. Foto © Silvia Lucero

Volviendo a mi desilusión con Veliko Tarnovo, antes de viajar yo había estado revisando los horarios para asegurarme que alcanzáramos a ver el show de luz y sonido, ya que el tren llegaba al atardecer y decía que el espectáculo era después de las 8:30 de la noche. Pero para nuestra sorpresa, resultó que esa noche no había show porque al parecer no habían suficientes turistas. Así que me quedé con las ganas y de pilón, para ser honesta, tampoco me impresionó la ciudad.

Calles de Veliko Tarnovo. Foto © Silvia Lucero
Calles de Veliko Tarnovo. Foto © Silvia Lucero

El punto positivo para Veliko Tarnovo fue la cena en la taberna Mehana Gurko, creo que fue de mis restaurantes favoritos de todo el viaje. Terminamos nuestra noche bebiendo un par de cervezas primero en un bar que estaba lleno de extranjeros llamado Tequila Bar (con el nombre tienes para darte cuenta de eso) y Hipster Art Bar (no te asustes por el nombre, en realidad era muy bueno), que eran los únicos sitios abiertos, pero la pasamos muy bien.

Taberna Menaha Gorki. Foto © Patrick Mreyen
Taberna Menaha Gorki. Foto © Patrick Mreyen

El transporte
De Veliko Tarnovo a Sofía viajamos en tren. Tengo que decir que conforme vas viajando más hacia el sur de Europa, los trenes son más viejos, lentos e incómodos.

En Sofía es muy fácil moverte porque es una ciudad moderna, tiene un metro que conecta muy bien todos los sitios turísticos y las estaciones son bastante nuevas, en general me pareció una ciudad muy práctica.

Otra opción es con taxi y como en toda ciudad, hay que elegir los oficiales para evitar que te vean la cara. Nos pasó con el que nos llevó de la estación de tren en Sofía al hotel, que nos dijo que era oficial y al final quería cobrarnos una distancia de 10 kilómetros, cuando sólo habíamos recorrido 5.

Fíjate que tengan taxímetro, en el sur de Europa y los Balcanes, me di cuenta que los tienen en los espejos retrovisores. Hay que verificar que empiecen en la cantidad mínima oficial y que no estén alterados. Te recomiendo usar la empresa de taxis OK.

El metro es súper moderno en Sofía. Foto © Silvia Lucero
El metro es súper moderno en Sofía. Foto © Silvia Lucero

En términos generales creo que Bulgaria es de esos países que tienen todo, ciudades hermosas, playas, montañas para esquiar, entre muchas otras cualidades y que aún se mantiene como una joya escondida. Para qué volver a los mismos países en Europa, ¡si tienes lugares como Bulgaria por descubrir!

  • El Magic Castle, un hotel lleno de magia : La trotamundos
    octubre 19, 2016 at 12:45 am

    […] Te acuerdas que te había dicho que me encantan los hoteles temáticos, pues en este viaje por el este de Europa y los Balcanes tengo varios buenísimos para compartir. Pero en este artículo quiero hablarte de uno muy original y con una linda historia de magia, porque realmente le pertenece a un famoso mago: el Magic Castle en Sofia. […]

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    octubre 14, 2016 at 11:37 am

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  • Camincha de Llosa
    septiembre 17, 2016 at 6:53 am

    Silvia te felicitamos, anoche llegamos a SOFIA . Tomamos un tour y de acuerdo totalmente contigo.
    Bellas tus fotos y tus comentarios????

    • Silvia Lucero R.
      septiembre 17, 2016 at 9:35 am

      Hola Carmen, qué bueno que estén disfrutando Sofía, a mí me encantó esa ciudad. No dejen de ir al Monasterio de Rila, es una maravilla.

      ¡Qué sigan teniendo buen viaje!

      Saludos,

      Silvia