El verano pasado no salí de vacaciones, pero mis pequeñas y adoradas sobrinas Paulina e Ivanna, me fueron a visitar un fin de semana a Austin y les organicé un pícnic basado en uno de nuestros cuentos favoritos (sí, me incluyo porque siempre fue de mis preferidos): “Alicia en el país de las maravillas”.
Pasé horas haciendo todo manual, copiando ideas que veía en Pinterest. Yo sé que hubiera sido más práctico ir a una tienda y comprar todo hecho, pero nomás de imaginar las caritas de mis sobrinas felices jugando, preferí hacer todo por mi cuenta y disfruté mucho dibujando, cortando y pegando.
Parte de la comida fue temática, por ejemplo a las niñas les preparé sándwiches que representaban los naipes de la corte de la Reina de Corazones. Los cupcakes eran las flores blancas mal pintadas de rojo, por las que acusan a Alicia. Había botellas de agua con los mismos letreros con los que se encontró la protagonista antes de beber y cambiar de tamaño, así como dulces de flores con otras señales del cuento.
Les creé lo más representativo de cada personaje, para que pudieran tomarse fotos con el reloj del Conejo Blanco, el sombrero del Sombrero, los moños de los mellizos, la Reina de Corazones y por supuesto Alicia (aunque no se me ocurrió hacer dos Alicias para evitar que se pelearan).
Después del picnic ¡al agua!
Como en el parque Zilker, donde hicimos el pícnic, hay una piscina natural muy popular llamada Barton Springs Pool, después nos fuimos a refrescar un poco, pero como el agua estaba heladísima, solo nos metimos Paulina (mi sobrina mayor que en ese entonces tenía 6 años), Patrick y yo.
Me encantó ver a Paulina pasándola en grande, porque aunque estaba fría el agua, para ella era toda una aventura nadar por primera vez en una piscina natural.
Al final Ivanna, que era la más pequeña de 3 años, me pidió que le regalara todo el material que habíamos usado (¡por supuesto, era para ellas!) y ella siguió jugando con todo. Hasta la fecha me sigue pidiendo “otro pícnic tía, pero de Blanca Nieves”, así que la tía tendrá que ingeniárselas pronto.
Me encantó ver cómo disfrutaron mis sobrinas con algo tan sencillo. Ni el viaje más exótico supera todas esas horas divertidas que suelo pasar con ellas.
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