Las experiencias culinarias cobran cada vez más importancia en los viajes. Cuántas veces has sacado fotos de tu platillo favorito y lo has compartido en tus redes sociales. O cuántos lugares recuerdas gracias a su gastronomía, seguramente la mayoría.
También es más común ver paquetes de “viajes gastronómicos” que venden algunas agencias de viaje. Por algo países como España han sabido sacar provecho de sus productos, de sus grandes chefs y de sus restaurantes que han sido reconocidos mundialmente con estrellas Michelin; para así atraer más turismo.
Además de comer riquísimo ¿en qué favorecen los viajes especializados en gastronomía? ¿Por qué deberías empezar a considerar unirte a uno de ellos?
1. Favorecerás a productores locales
Cada vez que visitas un mercado, que compras a los pequeños productores, no sólo estás comprando productos frescos y artesanales, también estás ayudando a la economía local. Al igual que cuando comes en restaurantes que utilizan productos locales o lo que llaman “farm-to-table”.
Muchos lugares ahora tienen centros de interpretación para educar al visitante sobre la producción local y la historia de la economía de la región. Así sabrán mejor lo que compran y consumen.
2. Vivirás experiencias únicas
Cuando empecé con la organización de viajes, mientras estaba en busca de proveedores locales para diseñar nuestros itinerarios gastronómicos, me tocó vivir experiencias que nunca hubiera imaginado y que el viajero puede experimentar, como ser pastor por un día, ordeñar ovejas y hasta preparar quesos, entre muchas otras en diferentes países.
Ese tipo de experiencias por lo general las encuentras más en los pueblos, por eso es recomendable hacer este tipo de viajes con expertos, ya que sabrán mejor a qué lugares llevarte, para evitar trampas turísticas o tener acceso a lugares donde es difícil ir por cuenta propia.
3. Cocinando aprenderás más sobre el país
Muchos de los viajes gastronómicos incluyen clases de cocina. Probablemente pensarás “qué pereza ir a cocinar durante mis vacaciones”, pero estos cursos van más allá de eso y lo comprendí hasta que participé en uno, al que me invitaron a hablar de la cocina mexicana y a enseñar a cocinar ciertos platos.
Fue una experiencia muy bonita porque había asistentes de España, Bolivia, Colombia y Bélgica, ahí pude compartir con ellos información sobre la cultura de mi país y presentarles diferentes regiones de México. La gastronomía mexicana, al igual que muchas otras, está llena de historia, por lo que aprendes más que una simple receta en esas clases de cocina.
4. Darás el tiempo que merece cada plato
Una de las cosas que me gusta de los tours culinarios, es que contrario a la comida rápida, éstos se enfocan más en el slow food. El sentarte a disfrutar de cada alimento, darle el valor al tiempo que tomó la producción de cada plato que por lo general es cocinado con productos locales.
El movimiento del slow food empezó en Italia en los años ochenta, como respuesta a la apertura de McDonald’s cerca de los Escalones Españoles en Roma. Hoy en día puedes ver que afortunadamente se ha seguido en muchos países. Hay gran diferencia entre comer una hamburguesa congelada en sólo minutos, a sentarte a disfrutar de una buena vista y a saborear cada plato sin prisas.
5. Descubrirás paisajes de película
Obviamente todo destino gastronómico tiene paisajes espectaculares, así que seguramente ese viaje o excursión incluirá ver campos verdes, montañas majestuosas o playas paradisíacas.
6. Aprenderás a beber mejor
Los vinos y licores forman parte de estos viajes, al visitar un viñedo o un campo de agave, aprendes mucho sobre el proceso de elaboración de boca de los mismos productores. Pero también aprendes a degustar para adquirir más experiencia en vinos, tequila, mezcal o cualquiera que sea la producción del lugar.
Seas un “foodie”, chef o si simplemente eres de buen diente y quieres hacer un viaje diferente, te aseguro que después de hacer un viaje culinario, valorarás más cada alimento y el esfuerzo que hay detrás de él. También verás porqué la gastronomía forma parte del patrimonio de una nación.
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