Quien diga que recuerda un viaje a Italia sólo por sus monumentos históricos, te puedo asegurar que no está contando la historia completa, porque parte de los mejores recuerdos de un viaje, es a través de los sabores y quien no cayó en las tentaciones de las pastas, el gelato, la mozzarella, las pizzas, entre otras delicias, entonces no viajó a Italia.
En ocasiones con comidas exóticas, otras veces con platos que se te hace agua la boca nada más recordarlos; lo cierto es que muchos de los recuerdos que tenemos de los viajes, son gracias a las experiencias culinarias. Porque la gastronomía es el sello de identidad de un país.
Hay platos por los que si pudiera, viajaría ahora mismo con tal de volver a disfrutarlos. A continuación sólo algunos de ellos:
Las carnes de Argentina
En Argentina probé las mejores carnes, cómo olvidarme de restaurantes como La Cabrera y Las Cabras en Buenos Aires, las milanesas de El Obrero o las parrilladas en San Antonio de Areco.
La moqueca de Salvador de Bahía
En mi opinión la mejor ciudad para comer en Brasil es Salvador de Bahía ¡qué delicia! Aún se me hace agua la boca con la Moqueca de Peixe, plato típico de Bahía es un cocido hecho con pescados, pimientos, tomate, cebolla, entre otros ingredientes. Pero para probar de todo un poco, no dejes de ir al SENAC.
Langosta en New England
Pensar que Estados Unidos tiene sólo hamburguesas es una tontería. Si conduces por la costa del noreste del país, no puedes dejar de deleitarte con la comida de mar, especialmente con las enormes y deliciosas langostas que se deshacen en tu boca y que puedes encontrar en muchos lugares de la zona de New England, la cual abarca seis estados (Connecticut, Maine, Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island y Vermont).
Arroz con coco de Cartagena
En Colombia probé muchas cosas riquísimas, pero el arroz con coco en Cartagena de Indias me dejó obsesionada. Era la combinación perfecta con el pescado frito y patacones.
Croacia y su burek
Aunque Patrick recuerda los pescados y mariscos de Croacia como lo más delicioso, yo lo que más recuerdo son los burek que me desayunaba cada mañana. El burek me dejó tan obsesionada, que escribí un artículo sobre ese pastel hecho de masa de filo, relleno con queso y hasta intenté cocinarlo en casa, me calmó un poco el antojo, pero nunca logré que tuviera el mismo sabor que en Croacia.
Arroz negro de España
Aún recuerdo el día que unos amigos de Barcelona me llevaron a comer por primera vez el arroz negro a la Barceloneta. Ahí añadí otro plato a mi -larga- lista de obsesiones culinarias. Años más tarde encontré un lugar excelente en Málaga para arroces, Bodega El Patio, donde he comido el mejor arroz negro acompañado de alioli.
Crêpes adictivas de Francia
Nadie se imagina un viaje a Francia sin beber sus vinos o sin comer macaron o quesos, pero principalmente es impensable no consentirse con una crêpe hecha a la perfección.
Fondue de queso en Holanda
Y hablando de quesos, no sólo hay que pasear por los mercados de quesos en Holanda, hay que sentarse y comerlos como Dios manda. El país del Gouda, Edam, Maasdammer, por mencionar sólo algunos, es ideal para disfrutarlos frescos o en un riquísimo fondue.
Pastas como en Italia ¡ninguna!
Si pudiera volaría mañana mismo a Italia para comer una vez más un pasta carbonara de Le Mani in Pasta o del Hotel Pulitzer o el linguini en Maccheroni. Lo único malo es que después de probar las pastas en su país de origen, es muy difícil que te vuelva a impresionar algún restaurante italiano fuera de Italia.
Los noodles en Japón
La cocina japonesa es de mis favoritas, nada como un sushi fresco afuera del Mercado de Pescado en Tokio. Pero una de las experiencias más sabrosas, fue cuando me sirvieron los fideos en un restaurante escondido en Kioto, con varios ingredientes para agregarlos en el plato. ¿Has visto cómo los comen? nunca logré absorberlos como ellos.
Mis antojitos mexicanos
No es sólo porque sea mexicana, es que México es conocido mundialmente por su gastronomía. Siempre estoy añorando el mole, las enchiladas, los chiles rellenos, mis antojitos mexicanos, pero en particular extraño muchísimo los burritos de Cd. Juárez o de Villa Ahumada (todo juarense sabe que si viajas por carretera, es una parada obligatoria el llegar a comer burritos a Villa Ahumada). Ojo no hay que confundir lo que llaman “burritos” en la cocina Tex-Mex, no son los mismos…¡nunca lo serán!
Los mejillones de concha verde de Nueva Zelanda
Los probamos en Christchurch y nos fascinaron, son unos mejillones grandes con concha verde que se acompañan perfectamente con el Sauvignon Blanc de Marlborough. Curiosamente se me antojan más éstos que los de Bélgica (perdón a mis belgas).
Los ceviches de Perú
Me acuerdo y aún me saboreo los ceviches estilo peruano que probamos en Lima. Todo muy fresco con sabores ácidos intensos y me encantó que lo acompañan con maíz.
Los Pierogi en Polonia
Amo los dumplings y en Polonia tienen algo muy parecido que son sus ‘pierogi’, pero en vez de estar presentados como en bolsita, parecen empanadas pequeñitas. Van rellenos ya sea de papa, sauerkraut, carne u otros ingredientes.
Pato pekinés
A la comida china le sucede lo mismo que a la mexicana, la encuentras en todas partes, pero eso no significa que sea siempre buena en el extranjero. Cuando viajas a China te das cuenta que en realidad no habías probado la comida china, que además tiene muchas variedades. Pero como este post habla de los platos que más recuerdo en mis viajes, sin duda alguna mi paladar guarda la memoria de la primera vez que probé el pato pekinés auténtico en Beijing, ese plato imperial, servido con cebollín, acompañado de una salsa dulce y una especie de crepe.
Los desayunos en Marruecos
A menudo me acuerdo de la primera mañana en Tánger, que nos sentamos en el patio de nuestro riad y nos sirvieron un desayuno delicioso, todo un festín de panes, hojaldres y mermeladas, un desayuno digno de recordar.
Gauffres de Lieja
Y no puedo terminar sin el postre. Para los amantes de lo dulce, Bélgica es el paraíso con sus chocolates y sus gauffres. Basta estar en una plaza para dejarte llevar por el olor. Los puedes pedir con chocolate, con fresas, con crema, pero los que a mí me hacen suspirar son los que probé en el mercadillo navideño de Lieja. ¿Cuánto falta para Navidad?
Ahora no sólo se me ha abierto el apetito, también me han entrado unas ganas locas de viajar y dejarme seducir por otras maravillas culinarias. Que será de mí el día que viaje a Grecia, Turquía o Vietnam…
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Zuna
julio 20, 2015 at 4:22 pmQué rico todo! Por cierto, eso es una crêpe o una galette?
admin
julio 20, 2015 at 5:01 pmHola, sí terminé con mil antojos este post! Es una crêpe del Breizh Café ubicado en Marais. Saludos!