No sé si se te haya pasado alguna vez, que visitas un lugar que te impresiona tanto y te deja una paz, que cada vez que necesitas concentrarte, piensas en ese lugar como si te fueras a transportar mentalmente y adquirir esa tranquilidad de nuevo. Eso fue lo que me sucedió cuando salí del caos de Hong Kong para visitar el Gran Buda Tian Tan, ¿qué lo hace tan espectacular?
La gigantesca estatua del Buda Tian Tan se encuentra al lado del Monasterio de Po Lin. Para llegar ahí es necesario tomar un barco o metro desde Hong Kong a la isla de Lantau (unos 40 minutos), bajando en Tung Chung. Como el monasterio y el Buda se encuentran en la cima del monte Ngong Ping, puedes subir en teleférico o tomar un autobús.
Al llegar a la cima, todavía hay que subir 268 escalones. Vale la pena subirlos y sudarlos, no por la exposición que hay adentro, sino por ver de cerca lo imponente que es el buda y sentirte pequeñito ante esta obra magnífica. También para caminar alrededor y admirar las bellísimas estatuas que lo rodean con sus ofrendas. Las vistas desde ahí arriba son preciosas.
¿Qué lo hace magnífico?
Es el Buda de bronce sentado más grande del mundo (cabe destacar que cada imagen es la ‘más grande’, según la categoría que le den). Fue finalizada en 1993 y tardaron 12 años en construirla.
El Buda está sentado sobre una flor de loto, está viendo en dirección hacia China Continental, mide 34 metros de altura con todo y base, pesa 250 toneladas y fue hecho con 160 piezas de bronce. En su cabeza, además de bronce, también utilizaron oro. Lo más lindo es que representa la unión del hombre con la naturaleza.
Al lado está el Monasterio Po Lin, el cual vale la pena visitar porque es el más importante de Hong Kong, fue construido a principios del siglo XX y en su templo principal tiene tres budas que representan el presente, pasado y futuro.
¿Por qué sientes esa paz? Tal vez porque las expresiones del Gran Buda y las posiciones de sus manos te están dando la bendición… y a quién no le gusta ser bendecido durante un viaje largo.
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