México tiene muchas zonas arqueológicas impresionantes, para los que crecimos en ese país, era muy común que desde pequeños las excursiones de escuela o vacaciones familiares, incluyeran una visita a alguna zona arqueológica, en mi caso la más cercana era Paquimé en el estado de Chihuahua.
Pero recuerdo que la que más me impactó fue Teotihuacan, que significa “lugar donde fueron creados los dioses”. La zona arqueológica, ubicada a solo 50 kilómetros de la capital mexicana, es impactante. Ahí se encuentran las famosas Pirámides del Sol y de la Luna. Imagínate verlas por primera vez siendo una niña y además darte cuenta que puedes subir a la cima de ellas y ver todo desde arriba e imaginarte cómo habrían vivido siglos atrás.
Igual fue mi ilusión –muchos años después- cuando llevé a Patrick, sobre todo porque era su primera vez en México. Fue un viaje relámpago a la capital y quería impresionarlo con mi país, así que nos bajamos a las 6 a. m. del avión y nos fuimos directamente y sin haber dormido a Teotihuacan.
Dejando los sentimentalismos y recuerdos a un lado, tengo que contarte por qué debes incluir Teotihuacan a esa lista que todos tenemos de lugares para visitar alguna vez en la vida.
Aunque se desconoce su origen, Teotihuacan (como la llamaron los mexicas varios siglos después), fue una de las ciudades más importantes de Mesoamérica y se cree que durante su época de esplendor llegó a tener hasta 100,000 habitantes. Se cree que fue construida entre los siglos I y VII d.C. y está considerada como un gran ejemplo de urbanismo.
Cuando la visitas, caes en cuenta de las dimensiones de este magnífico lugar con 264 hectáreas abiertas al público, que es lo que se ha excavado hasta ahora. Ahí puedes ver la Ciudadela, las residencias, el Templo de Quetzalcóatl, el Templo de los Jaguares, las pirámides, el Palacio de Quetzalpapálotl, los murales que aún conservan sus colores -otros lamentablemente han desaparecido-, apreciar la acústica del lugar y muchas cosas que te dejaran con la boca abierta.
En su construcción habría jugado un papel importante el ir en armonía con la naturaleza, así como la astronomía. También habría sido centro de ceremonias y sacrificios humanos.
Lo primero que debes hacer es subir a la Pirámide del Sol, que mide 66 metros de altura, tiene cinco fases de construcción y 243 escalones, los cuales te recomiendan subir en zigzag. Es ahí por donde “se mete el sol” cada atardecer. En la cima (como en muchas pirámides) podrás ver que muchas personas aprovechan para “cargarse” de energía. Bajar la pirámide ya es otra historia, eso no es tan divertido, pero no permitas que te entre el miedo.
La Calzada de los Muertos es su avenida principal y mide 4 kilómetros de largo. En ella se encuentran las pirámides y los edificios más relevantes. La mejor manera de apreciar su grandeza es desde la cima de alguna de las pirámides.
Que no te de pereza subir a la Pirámide de la Luna (42 metros) sólo porque ya subiste a la del Sol, cada una ofrece una perspectiva diferente de la ciudad.
Tómate tu tiempo para recorrer todas las construcciones y murales, pero sobre todo te recomiendo contratar a un guía oficial para que no vayas a ciegas a un lugar tan importante como Teotihuacan, vale totalmente la pena.
Lo mejor es que Teotihuacan está solo a 50 kilómetros de la capital mexicana, así que es fácil incluirla en tu lista de actividades la próxima vez que viajes a la Ciudad de México.
Precio: 57 pesos por persona.
Horario de visita: Lunes a domingo de 9:00 a 17:00 horas.
Para más información: Consulta la página del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
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