La ciudad de Nara, tuvo su época de gloria, fue la capital de Japón en el siglo VIII, llena de templos budistas y santuarios sintoístas. Hoy en día es uno de los destinos turísticos más famosos, debido a la gran cantidad de templos budistas que aún conserva y por los famosos ciervos sika, considerados sagrados.
Así fue como nosotros dedicamos nuestras 24 horas en esa ciudad:
Ciervos sika
Afuera de los templos y en el Parque Nara puedes ver a cientos de ciervos sika, que son el emblema de la ciudad. Estos animales eran sagrados al ser considerados ‘mensajeros divinos’, ya que según la leyenda uno de sus dioses, Takemikazuchi, llegó a Nara montando en un ciervo blanco. Hoy en día aún están protegidos y son tesoros nacionales.
Puedes comprar galletas especiales para ciervos, aunque no es la mejor idea, ya que están acostumbrados a que la gente les dé de comer, sin miedo se acercan a acosarte y hasta tirarte la mordida para que les des, como nos pasó a nosotros que hasta nos jalaban de la ropa.
Los jardines son hermosos y si vas en otoño, te toca el paisaje lindísimo con las hojas de los árboles amarillas y rojas.
Templo Todai-ji
Es el edificio de madera más grande del mundo. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, también forma parte de la lista de Monumentos Históricos de la Antigua Nara.
En este templo se encuentra también la estatua gigante del Gran Buda (Daibutsu) hecha de bronce, es una de las más grandes de Japón y mide 15 metros de altura. No te pierdas la estatua gigante de Koumokuten, protegiendo a Daibutsu y en especial el buda de madera Binzuru, al que se le atribuye el poder de sanación, se recomienda sobar la parte del cuerpo que desees sanar y supuestamente te curará.
Santuario Kasuga Taisha
Santuario de varios dioses, es bastante grande, uno de los detalles más famosos es que tiene unas 3000 linternas distribuidas por el santuario. Algunas las puedes ver alineadas mientras caminas, hechas con piedra y otras de metal colgadas en los techos. Una de las cosas que más me llamó la atención es que compras unas tablitas de madera que ahí mismo te venden y las cuelgas en sitios dedicados a hacer las peticiones.
Creo que este fue mi lugar favorito en Nara, el recorrido es bellísimo, muy colorido y se respira pura tranquilidad.
Templo Kofukuji
Perteneció a la poderosa familia noble Fujiwara. Su pagoda de cinco pisos es la segunda más alta de Japón, mide 50 metros de altura. Éste fue uno de los primeros grandes templos de Nara
Ahí mismo en el complejo del templo Kofukuji está otro edificio importante, el Nan’endo, un templo con forma octagonal, que forma parte de la ruta de peregrinación de templos en Japón.
En general, Nara es una ciudad muy bonita y queda cerca de otras ciudades muy concurridas como Kioto y Osaka. Si lo que te interesa es ver templos, tal vez sea recomendable quedarse más días ahí; pero si no dispones de mucho tiempo y no te quieres quedar sin ver a sus famosos ciervos -porque a mucha gente le llama la atención que haya más de 1200 caminando por ahí- puedes dedicarle sólo un día. Yo preferí no quitarle tiempo a Kioto, que fue mi parte favorita de Japón.
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