Nunca había ido a un partido de fútbol americano, a pesar de haber crecido con los Dallas Cowboys, no por mí, sino por mi familia que ha sido fanática por generaciones. Pero el fin de semana tuve la oportunidad de vivir la experiencia completa, desde el tailgating hasta el partido en el estadio de los Cowboys (o como le llamaría mi hermano “el Vaticano”).
El tailgate consiste en reunirse varias horas antes del partido con familiares y amigos a comer, beber y disfrutar de un día de fútbol afuera del estadio (como si fuera un día de picnic). En esta ocasión fue en el estacionamiento del AT&T Stadium, la casa de los Dallas Cowboys, quienes jugaban contra los Texans de Houston.
Fanáticos de ambos equipos, tienen áreas designadas donde estacionan autobuses y montan sus carpas, para ellos es todo un ritual y la mejor manera de convivir antes, durante (para los que no entren al estadio) y después del partido. Nosotros llegamos desde temprano y había hamburguesas, hot dogs, refrescos y cervezas. El autobús se renta con sofás y televisiones para ver el encuentro.
Como en mi caso era la primera vez que iba a un partido de fútbol americano, me encantó ver el ambiente que se vive mientras caminas desde el parking hasta el estadio, porque los fans van saludándose o atacándose, pero en buena onda, en ningún momento los sentí violentos.
Eso sí chicas ¡no se puede entrar con bolso! yo no sabía, ni había visto el boleto porque mi hermano lo tenía y justo antes de entrar me dijeron que no podía entrar con él. A pesar de estar recibiendo a miles de aficionados, uno de los señores de la entrada se apiadó de mí y me ayudó para que alguien del estadio me llevara en un carrito de golf hasta el lugar donde teníamos nuestro autobús a dejar mi bolso y luego me regresó al estadio. En realidad sólo me perdí los primeros minutos.
La experiencia en el estadio es indescriptible, hasta para los que no son fanáticos de este deporte. Para empezar el estadio es impresionante, tiene capacidad para 80,000 personas, es súper moderno, con pantallas gigantes, un techo que se puede abrir y hasta fuentes, hermoso. Después entra el sentimentalismo de estar en ese lugar tan sagrado para mi familia y vivir la intensidad del partido con ellos, como quien dice compartir su emoción. Por cierto, entre los asistentes estaba el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush acompañado de su esposa.
Para mi suerte fue un partido muy emocionante, a ratos me perdía porque nunca he entendido muy bien el fútbol americano, pero igual lo disfruté al máximo. Los últimos minutos fueron cardiacos, pero lo más importante es que ganaron los Cowboys y en casa, aunque lamentablemente a ese punto se me terminó la pila y no pude grabar los cantos y gritos de los fanáticos. Pero no importa, porque nos fuimos felices.