Mundología

La pesadilla de todo viajero: robos y otros sustos

septiembre 17, 2014

Por muy precavido que seas yo creo que todos hemos pasado una mala experiencia en algún viaje, ya sea un robo o hasta pérdida de documentos importantes. Y como lamentablemente no siempre todo es color de rosa en las vacaciones, aquí te comparto algunas experiencias incómodas que me han pasado, para que tomes tus precauciones en tus próximas vacaciones y evites que te suceda a ti también.

El robo repentino
Acabábamos de salir de cenar en el barrio de Trastereve en Roma, la noche estaba divina, el restaurante se encontraba en una de esas típicas calles románticas de la ciudad y como en las películas Patrick se acercó y me dio un beso, todo iba perfecto, cuando de repente siento que me jalan súper fuerte el bolso (que por suerte no llevaba cruzado, sino me hubieran arrastrado) desde una moto que pasó a toda velocidad, en ese momento el romanticismo se vino abajo y se echó a perder la noche.

Como creo ser algo precavida, no llevaba dinero ni tarjetas en esa bolsa, ni celular, solamente un paraguas y algunos artículos personales, entre ellos mis pastillas para la hipertensión, eso sí fue un error y un verdadero problema porque sólo las venden con receta médica.

Tras el robo, fui a la policía a levantar la denuncia, me dijeron que era sábado y era de noche, que no podían trabajar en ese momento, bla, bla, bla, todos hablaban al mismo tiempo y no me ayudaron. En fin, me recomendaron ir a un hospital por una receta médica, donde me atendieron muy amablemente. Me dieron mi papel y asunto resuelto, lo bueno fue que no pasó a mayores.

Asalto en cajero
Estaba en París con una amiga sacando dinero en un cajero en Champs-Élysées a plena luz del día, cuando un tipo llegó, me empezó a hablar en francés a decirme no sé cuántas cosas, muy alterado y en cuestión de segundos, ya se había echado encima del cajero, llevándose mi efectivo y la tarjeta. Obviamente me quedé sin dinero y sin manera de sacar de nuevo, como ya era el final de un viaje de estudios que habíamos hecho en la universidad, tuve la suerte de que una amiga me prestara dinero esos dos últimos días del viaje, sin embargo fue una situación que pude haber evitado.

Situaciones incómodas
Como todo viajero, he tenido algunas experiencias incómodas, pero son dos las que más recuerdo, en Tailandia y en un tren en el este de Europa. En 2002 viajé a Asia con una de mis mejores amigas, todos nos habían advertido que tuviéramos mucho cuidado en Tailandia. Mientras visitábamos el Gran Palacio Real en Bangkok, leímos varios letreros que recomendaban tener cuidado con personas que se mostraran extremadamente amables y se ofrecieran a llevarte a algún lugar. Nosotras leímos todos esos letreros, hasta les tomamos fotos.

Cuando salimos, queríamos ir a un templo, estábamos viendo cómo ir, cuando se acercó una señora súper amable a preguntarnos cómo podía ayudarnos, le dijimos a dónde queríamos ir y ella inmediatamente le habló a un tuk tuk, discutió algo con él y nosotras tontamente le hicimos caso y nos subimos, hasta le aceptamos unos refrescos que nos regaló porque hacía mucho calor. El tuk tuk nos llevó a un supuesto “templo” en un lugar vallado, nos tuvieron ahí dentro durante un rato, había un hombre que supuestamente estaba rezando y después empezó a insistir para que compráramos diamantes, diciendo que nos tenían que llevar primero a ese mercado, antes del templo al que queríamos ir. Dijimos que sí, para que abrieran la puerta y nos sacara de ahí el tuk tuk, pero en cuanto pudimos saltamos de él y corrimos.

En otra ocasión en el 2005, también fui demasiado confiada al tomar sola un tren nocturno entre Praga y Budapest. Como ya en otras ocasiones había dormido en trenes sola, se me hizo fácil viajar así, el tren iba medio vacío, yo iba sola en un compartimento, me acosté y me quedé dormida. Después de un rato algo me despertó y vi a un hombre sentado enfrente mirándome, no dijo nada, ni hizo nada, simplemente estaba ahí sentado, esperando bajarse en el siguiente pueblo. Se bajó y al rato subió otro y así durante todo el trayecto, me imagino que eran trabajadores que viajaban durante la noche a sus trabajos o a sus casas.

No pasó nada, pero me sentí muy incómoda, en ese momento me di cuenta del riesgo que había tomado, al viajar sola, de noche en un tren casi vacío, que pude haber tomado de día, sin necesidad de ponerme en situaciones incómodas. Lamentablemente uno piensa que nunca le va a suceder nada y muchas veces es así como ocurren los incidentes.

El truco de la bolita
Este no me pasó a mí, pero sí a una compañera en mi primer viaje a Europa. Fue hace muchos años, pero recuerdo que íbamos caminando por Sol en Madrid y estaban los típicos tipos que se ponen con una mesa con tres vasos y una pelotilla. Tienes que apostar donde está la bolita y si ganas supuestamente te llevas dinero. Obviamente todo está súper bien orquestado, hasta los “espectadores” están involucrados en la estafa.

Mi compañera se detuvo a ver qué pasaba y la envolvieron para que jugara. Empezó “ganando” hasta que le subieron la apuesta a una fuerte (muy fuerte) cantidad de dinero -en ese entonces aún eran pesetas-. La gente alrededor le empezó a decir que sí, que lo hiciera y ella se emocionó y apostó lo que llevaba, obviamente lo perdió. En ese momento todos se echaron a correr con el dinero, hasta el supuesto público. Ya se imaginarán la cara del policía cuando ella puso la denuncia.

Consejos prácticos:
1.Tener sentido común, si algo no te huele bien, confía en tu sexto sentido.
2. Siempre está muy al pendiente de tu bolso, no lo lleves de manera que te lo puedan arrancar y cuando salgas de paseo no eches pasaporte ni todas tus tarjetas de crédito, ni mucho efectivo. En los restaurantes no cuelgues el bolso de manera que te lo puedan robar o te puedan sacar la billetera sin que te des cuenta. Chicos ojo con la billetera, no la lleven en la bolsa trasera del pantalón.
3. No confiarte demasiado pensando que a ti nunca te va a pasar, más vale tomar precauciones.
4. Nadie regala el dinero ¡no caigas en los juegos de los ladrones!
5. Si te roban, reporta el delito en la policía, cancela todas tus tarjetas y llama de inmediato a tu consulado en caso de robo de pasaporte.

Toma tus precauciones, sin dejar de disfrutar tu viaje y recuerda: ¡viajero precavido vale por dos!