Nueva vida. Nueva ciudad. Welcome to Austin!

Llevo 20 años de mi vida mudandome de ciudad en ciudad, viviendo en cada lugar por un plazo no mayor a 5 años. No sé por qué razón, pero cuando se va acercando el quinto año (si no es que antes) me empieza a entrar una ansiedad terrible por vivir en otro lado totalmente distinto. A veces se ha dado por casualidad, como por ofertas de trabajo, otras veces por planes personales, pero nunca logro pasar ese quinto año, es como un hechizo. Ahora estoy empezando de nuevo en una ciudad que ni siquiera conocía y que estoy loca por descubrir: Austin, Texas.

Mi vida de nómada parece no tener fin, desde que tenía 19 años me mudé a Monterrey a estudiar mi carrera, desde chica había soñado con mudarme allá y vivir con amigas y así lo hice (gracias a mis padres). De ahí se desencadenó todo, 3 meses a Florencia -un viaje que cambió mi vida-, más de 3 años a Miami para trabajar, un año a Madrid para estudiar una maestría, 5 años a Nueva York para trabajar -llegué soltera y me fui casada, para variar con un esposo igual de loco que yo-. Después de NY, 6 meses en Buenos Aires. Luego a España, soñábamos con Barcelona, pero no se dio, duramos solo tres meses allá, después nos fuimos a Bélgica por unos meses y finalmente nos asentamos en Málaga por más de 3 años. Llegó mi cuarto año en Europa y otra vez empezó la inquietud. Después de una experiencia muy dolorosa, decidimos mudarnos a Playa del Carmen, necesitaba a mi familia, sólo nos quedamos 7 meses, porque ya estaba planeada la siguiente parada, Austin. Y aquí estoy adaptándome de nuevo y con mil planes.

Aunque a veces resulta complicado, es divertido vivir así, fuera de la monotonía, descubriendo siempre nuevos lugares y conociendo personas interesantes en cada lugar. Hasta ahora tengo la libertad de moverme ya que trabajamos por Internet y aún no hay niños, pero extraño mucho a mi familia y a mis amigos. Sobre todo el tener actividades con mis grupos de amigos como lo hacía cuando ya estaba asentada en algún lugar, el miércoles de chicas, el brunch de los domingos con todo el grupo o cuando sabes que todas tus amigas están reunidas para un cumpleaños. ¡Gracias tecnología por el whatsapp y el Facebook sino me sentiría súper alejada de todos!

También sacrificas el tener una dirección fija, no digo un hogar porque ese tu lo creas donde estés, independientemente del país donde te encuentres. Pero el lado positivo es que tienes más desapego de las cosas materiales, en estos años me he dado cuenta que tengo tantas tonterías en una bodega y ni recuerdo que es lo que tengo en cada caja, ni siquiera me han hecho falta esas cosas, así que me imagino que no serían tan importantes, como lo pensé el día que las empaqué.

¿Me arrepiento? No ¿Volvería a hacerlo? Por supuesto, porque me ha dejado experiencias inolvidables y porque cada cambio es un nuevo reto, una oportunidad de reinventarse e intentar alcanzar un nuevo sueño.

Así que aquí estoy, lista con las botas vaqueras bien puestas para descubrir la capital texana y compartir mis experiencias en este blog que ha sido mi diario de viajes, mi fiel compañero en los últimos años. Mi gran ventaja es que como dice el dicho “Dios nos hace y solitos nos juntamos”, tanto mi familia como mis amigos son igual de aventureros, así que siempre tenemos visita o nos encontramos en algún lugar del mundo.

¿Será Austin la ciudad que rompa el hechizo de los 5 años? No lo sé, ya el tiempo y las circunstancias lo dirán. Mientras tanto a disfrutar y a compartir experiencias de viaje que es lo que me apasiona. Aquí te comparto lo poco que he visto en mis primeros días. Ya iré publicando los lugares maravillosos que vaya descubriendo.

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