Por supuesto que no estoy hablando de una institución financiera, hablo de un banco de madera, pero no uno común y corriente, un banco que se ha ganado el reconocimiento (de los que lo conocen) como el mejor del mundo y no es para menos.
En busca de playas desoladas y rincones maravillosos en Galicia, manejamos hasta la Costa de Loiba en La Coruña, queríamos ver los impresionantes acantilados. A pesar de que eran lugares muy solitarios, cuando preguntamos por una dirección a dos hombres de la zona que conversaban animadamente en uno de los miradores, nos preguntaron si ya habíamos conocido “el mejor banco del mundo” y nos dieron indicaciones de cómo llegar.
El banco está en la cima de un acantilado, si te sientas en él tienes la vista más bella que te puedas imaginar, frente al mar y las rocas conocidas como “aguillóns” de cabo Ortegal. Al ser un lugar tan desolado, puedes darte el lujo de sentarte tranquilamente el tiempo que desees, escuchar solo el ruido del mar, admirar el paisaje, pensar y soñar.
Aunque para soñar no es necesario sentarse a pensar en un banco con vistas espectaculares, si ayuda para inspirarse y dar gracias por todo lo que tenemos y por poder apreciar esos rincones fascinantes.
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