El beber un vino orgánico o ecológico no significa que nos vaya a saber diferente, al contrario tiene el mismo sabor de un vino regular, pero la diferencia está en el cultivo, ya que las uvas fueron cultivadas de forma ecológica y no tiene pesticidas, herbicidas ni fertilizantes.
También se usan coberturas vegetales, se fertiliza con estiércol o composta. De hecho muchos de los viñedos tienen sus propios rebaños para el abonado y sus abejas para la polinización.
Aunque las técnicas son parecidas a las de los vinos regulares, en este tipo de vinos, como su nombre lo implica, el proceso es más natural. Asimismo se protege al medio ambiente. Este tipo de cultivos son menos agresivos, por lo que también se ayudará a proteger la tierra.
Denominación orgánica
Así como algunos vinos tienen su denominación de origen, los orgánicos también necesitan ser certificados por entidades oficiales que garanticen que se cumplieron los estándares y que tienen las condiciones para ser calificados como tales.
En la actualidad hay muchas bodegas en el mundo que se dedican únicamente a la producción de vinos ecológicos. Otras grandes han enfocado parte de su cultivo a los vinos orgánicos.
Así que la siguiente vez que veas un vino orgánico en el menú, no lo pases por alto pensando que será malo, al contrario, simplemente se beberá algo de igual calidad, pero más natural.
Algunas bodegas recomendadas:
Parés Balta (Pacs del Penedés, España)
Bodega Pérez Caramés (El Bierzo, España)
Castell D’Age (Cataluña, España)
Familia Zuccardi (Mendoza, Argentina)
Bodega Joaquín Fernández (Ronda, España)
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