Hace poco tuvimos la oportunidad de viajar a Mallorca, fue mi primera visita y la verdad me quedé encantada con la isla. La ciudad de Palma, aunque pequeñita, da la impresión de ser más grande, me pareció muy cosmopolita, una pequeña Barcelona con sus calles empedradas y edificios preciosos, pero llenas de bares y restaurantes súper modernos.
Su catedral de estilo gótico es majestuosa, del siglo XIII, tiene también trabajos de Antonio Gaudí (s.XX) y una obra reciente -muy controversial- de Miguel Barceló.
Aunque era temporada baja y el clima no fue muy favorable, alcanzamos a conocer varios pueblos a las afueras, ya que es una isla pequeñita; los paisajes y los pueblitos me parecieron una mezcla de la Toscana y Croacia.
En Fornalutx, un pueblito precioso, comimos en un restaurante buenísimo, Ca n’ Antuna, nos sirvieron un cordero delicioso y el vino local DO Binissalem también buenísimo.